Roma.- Jorge Mario Borgoglio, con el nombre de Francisco, es ya el Papa número 266 de la historia. Este argentino y jesuita de 76 años, como él mismo dijo desde el balcón de la Basílica de San Pedro, se ha convertido de la noche a la mañana en "un simple representante de Dios en la tierra", una posición a la que ha llegado llevando la austeridad y la humildad por bandera.
Aunque aún no ha explicado su origen, que haya elegido el nombre de Francisco es interpretado por muchos como un homenaje a San Francisco de Asís, conocido como el santo de los pobres por llevar una vida religiosa sencilla y austera, dos de los rasgos que más destacan de Bergoglio los que mejor le conocen.
La prensa argentina señala que por su Buenos Aires natal y querida se desplaza siempre en metro y autobús. También que es reservado, enemigo de las apariciones estridentes y que rehúye la exposición de los medios de comunicación. En sus homilías, ensalza el sentido de la patria y las instituciones y es un apasionado lector de Dostoievski, Borges y otros autores clásicos.
Bergoglio, que fue ordenado cardenal por Juan Pablo II el 21 de febrero de 2001, con el título de San Roberto Belarmino, dejó patente su austeridad en ese mismo momento, pues no se compró una nueva vestimenta, como suele ser habitual en estos casos, sino que ordenó arreglar la que usaba su antecesor.
Al poco tiempo de ser ordenado sacerdote, padeció problemas respiratorios y, tras una operación, sufrió la pérdida de un pulmón. Sin embargo, goza de muy buena salud, gracias también a esa vida rigurosa y alejada de los excesos. En cuanto a sus gustos, es amante del tango y del fútbol, siendo simpatizante del San Lorenzo de Almagro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario